Las denuncias contra Alvarado,
incluye malversación de fondos, abandono de obras, licitaciones cuestionadas,
irregularidades administrativas, uso de recursos públicos en actividades
proselitistas. Es acusado de intimidar con diversas denuncias penales a su Vice
Presidenta Regional quien denuncia actos de corrupción. Rehúye investigaciones
en el Congreso, y Contraloría de la República, y se estima que un centenar de
denuncias fueron archivadas por la fiscalía o el Poder Judicial de Huaura
indebidamente.
La gestión de Alvarado desde su
inicio ha sido confrontacional y proclive a los escándalos protagonizados por
él, por su presunta participación en la defraudación del embargo a Telefónica
cuando fue alcalde de Lunahuana, y contra los fondos de inversión cuando fue
alcalde de la Municipalidad Provincial de Cañete.
Alvarado en la Región Lima ha reunido
todos los elementos de una explosiva situación parecida a la de Ancash aunque
sin el espiral sangriento. Cuenta con la pasividad de la fiscalía y la
diligencia de la justicia para librarlo o demorar sus causas escandalosamente.
Para encubrir sus “mañas” compra totalmente a los medios de comunicación.
El desgobierno es otro tema; a la fecha se
encuentran abandonadas más de 40 obras y no se resuelven serios pendientes administrativos
y legales. Por lo que Contraloría debió de ordenar al Ministerio de Economía
que le suspenda el manejo de las cuentas bancarias por el riesgo que corre el
uso de los fondos del Gobierno Regional de Lima. Contrariamente, para
encubrirlo le otorgaron el primer lugar de “Capacidad de Gastos”.
Sería lamentable para la Región Lima que
nuevamente por omisión y retardo sospechoso de las autoridades en investigar a
ALVARADO es probable con artes vedadas pueda ser reelegido en el cargo de
Presidente Regional de Lima.
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