Han pasado dos años, desde que Javier Alvarado asumiera la
Presidencia Regional de la Región Lima. Dos años que se han visto precipitados
por los escándalos de corrupción que se revelaron a los pocos meses de haberse
iniciado su gestión. Sería inapropiado
afirmar que hasta entonces la corrupción era desconocida en la región. Eso no
es cierto: desde mucho antes la prensa honesta venia documentando las tramas
dolosas existentes en muchos ámbitos de la administración regional, pasando por
el manejo rentado de medios de comunicación y el uso arbitrario de los recursos
públicos.
Pero, el daño causado por la corrupción de la actual
administración regional, son tan profundos, que nos atreveríamos afirmar que ha
superado a todas las demás. Desde luego, al hablar de él, hay que referirse a
su dimensión material, esto es, a los millones de soles que presuntamente se
estarían apropiándose ilegalmente, con contratos tramposos y a las obras
públicas mal ejecutadas para garantizar beneficios ilegítimos de unos cuantos.
Hechos que fueron denunciados oportunamente por la Vice – Presidenta Regional
Dra. Lita Román Bustinza (millonarios “encargos” de dinero entre funcionarios y
empleados contratados del gobierno regional, irregularidades en el proceso de
adquisición de las laptops, en la construcción de la represa de la laguna de
Cancanya, entre otros). Todo ello se puede cuantificar. Pero no sólo se trata
de dinero. El representa educación escolar, atención de salud, servicios de
alimentación básica que los niños y niñas de esta región no reciben.
Hay más, a esas pérdidas materiales se añade un perjuicio
mayor y aún muy perceptibles. La delincuencia fiscal que se pone en acto una
extensa y profunda corrupción moral en la región, una distorsión radical de lo
público y una expansión del cinismo en la vida política en una escala nunca
antes conocida. Es cierto que Alvarado no inventó la corrupción, pero hoy
tenemos las sospechas que hizo de ella una manera normal de obrar y le brindó
un discurso, del pragmatismo frío y
desinhibido, destinado a justificarlas e incluso exaltarla, posiblemente
convencido que era un “intocable” por el Ministerio Público y Corte Superior de
Justicia de Cañete.
Lo que se tiene que
reconocer es que la Dra. Lita Román Bustinza zanjó con esta perversa corrupción
y la hizo públicamente ganándose por su corajuda actitud, no solo el respaldo y
el reconocimiento de la población , sino de una serie de denuncias penales en su contra,
pero ninguna de estas denuncias puso en tela de juicio su Honestidad y
Transparencia como persona y autoridad por apropiarse de alguna modalidad los recursos de la región, sin embargo los
operadores de la administración regional del Sr. Javier Alvarado hacen todo lo
imposible para ponerla en duda contra la población.
Lo sorprendente, es que mientras la Región Lima necesita
señales de que la defraudación al fisco, bajo cualquier modalidad debe
condenarse. Javier Alvarado espera una Acusación Fiscal y la apertura de un
proceso judicial por los presuntos delitos que cometió cuando fue alcalde de la
Municipalidad Distrital de Lunahuana, sus aliados antes y después post
electoral a la elección de la Presidencia Regional coincidentemente comienzan a
distanciarse, como: Miguel Ángel Mufarech Nemy, Andrés Tello y Marcial Palomino
Milla. Alvarado aún no puede formalizar su partido político nacional “Triunfa
Perú” Mientras su Vice- Presidenta Regional Dra. Lita Román Bustinza, lidera un
nuevo proyecto de movimiento político regional denominado “DIGNIDAD REGIONAL”
dispuesta a desandar la ruta del cinismo público, pero imponer el imperio de la
ley y hacer realidad, la prometida inclusión social en la región Lima, por lo
pronto una tarea imprescindible por cumplir, pero que gana rápidamente adeptos,
militantes, simpatizantes y amigos a su andar.
DIGNIDAD REGIONAL, es un reto, que ya tiene espacio en el
escenario político regional, porque todavía hay gente saludable por combatir la
corrupción. REGION LIMA DIGNIDAD REGIONAL.
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